Pablo dijo cuando escribió
a los gálatas “Estoy maravillado de que tan pronto os hayas alejado del que os
llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya
otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo.” (Gálatas 1:6-7)
El evangelio es la primera enseñanza que recibimos sobre Dios y la salvación, es la semilla que se planta en el corazón con la esperanza de que se convierta en un árbol grande y frondoso, entonces, ¿Existe alguna manera de saber si el evangelio que se predica en mi congregación es el verdadero? Si existe una forma, Hay una regla a la que tenemos que apegarnos para tener una doctrina cien por ciento sana y librarnos del error y las fabulas en las que están cayendo muchas iglesias, y es muy sencilla. Si no viene en la biblia, no tengo por qué creerlo. Si no es bíblico, no tengo por qué practicarlo. Esto nos librará no solo del error, sino también de muchas ataduras que nos tratan de imponer los maestros neófitos desde el púlpito, de las modas que entran en la iglesia y que las imitamos para no parecer religiosos o tradicionalistas, o porque con tal o cual método la gente va a ser atraída a nuestra congragación; pero Jesús nunca traicionó la verdad con tal de ganar unos cuantos adeptos, él dijo “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:31). ¿A caso no es la biblia suficiente para guiarme a la verdad?.
En una ocasión después de una enseñanza no muy popular de Jesús a toda la gente que lo seguía, los discípulos le dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?, y sabiendo Jesús que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?, dice la escritura que desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Entonces dijo Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? (Jn 6:60-67). No podemos pensar que el fin justifica los medios, no podemos traicionar nuestra integridad con el fin de que nuestra iglesia crezca; tenemos que ser fieles a Dios y fieles a su palabra. Quizá no seamos tan populares y mucha gente prefiera irse a donde un evangelio más light, o con nuevas “manifestaciones del Espíritu Santo”, pero tendremos un cimiento firme y estaremos creciendo sanamente en la verdad.
Pablo estaba tan firmemente aferrado a la verdad que se atrevió a decir: Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Gálatas 6:8-9.
El evangelio es la primera enseñanza que recibimos sobre Dios y la salvación, es la semilla que se planta en el corazón con la esperanza de que se convierta en un árbol grande y frondoso, entonces, ¿Existe alguna manera de saber si el evangelio que se predica en mi congregación es el verdadero? Si existe una forma, Hay una regla a la que tenemos que apegarnos para tener una doctrina cien por ciento sana y librarnos del error y las fabulas en las que están cayendo muchas iglesias, y es muy sencilla. Si no viene en la biblia, no tengo por qué creerlo. Si no es bíblico, no tengo por qué practicarlo. Esto nos librará no solo del error, sino también de muchas ataduras que nos tratan de imponer los maestros neófitos desde el púlpito, de las modas que entran en la iglesia y que las imitamos para no parecer religiosos o tradicionalistas, o porque con tal o cual método la gente va a ser atraída a nuestra congragación; pero Jesús nunca traicionó la verdad con tal de ganar unos cuantos adeptos, él dijo “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:31). ¿A caso no es la biblia suficiente para guiarme a la verdad?.
En una ocasión después de una enseñanza no muy popular de Jesús a toda la gente que lo seguía, los discípulos le dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?, y sabiendo Jesús que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?, dice la escritura que desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. Entonces dijo Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? (Jn 6:60-67). No podemos pensar que el fin justifica los medios, no podemos traicionar nuestra integridad con el fin de que nuestra iglesia crezca; tenemos que ser fieles a Dios y fieles a su palabra. Quizá no seamos tan populares y mucha gente prefiera irse a donde un evangelio más light, o con nuevas “manifestaciones del Espíritu Santo”, pero tendremos un cimiento firme y estaremos creciendo sanamente en la verdad.
Pablo estaba tan firmemente aferrado a la verdad que se atrevió a decir: Mas aun si nosotros ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Gálatas 6:8-9.
Lámpara es á mis pies tu palabra, Y lumbrera á mi camino.
Salmo 119:105.
Que Dios te bendiga.
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